domingo, 10 de julio de 2011

SALUDO A LOS MAESTROS DEL 1140

PALABRAS DE SALUDO Y GRATITUD A LOS DOCENTES DEL AURELIO MIRÓ QUESADA SOSA

Ya es conocido por todos que los seres humanos por definición somos seres sociales, es decir, que nuestra existencia se condiciona a la existencia de otros seres humanos. Y, este condicionamiento es más necesario y vital en los primeros años de vida del hombre, nadie sobreviviría si después de nacer no nos ampara y protege una mano vigilante y nutricia.

Pasados los primeros años de vida, nuestra integración al mundo para conocerla, describirla, comprenderla, experimentarla, interpretarla, analizarla, valorarla y transformarla para su mejora, todo eso no se haría a cabalidad sin la mano amiga y guiadora de un profesor, de una maestra.

Por eso, a nombre de todos los estudiantes del 1140, quiero expresar nuestra gratitud a todos los maestros del 1140; gracias por su tiempo dedicado a nosotros en sus horas de clase y muchas veces fuera de este horario cuando preparan sus temas o cuando corrigen nuestras pruebas o prácticas o cuando hay reunión con padres o docentes para tratar sobre nosotros, precisamente. 

Gracias por no perder la fe en nosotros, a pesar de nuestras flaquezas, errores y desatinos; y les pedimos a mantener siempre esa fe de darnos una segunda oportunidad y luego otra y otra, cuando no tengan oportunidad para dárnoslo sabremos que hemos perdido a un profesor porque ustedes son un ejemplo de optimismo que irradia nuestra, a veces, opaca visión; que llena de colores nuestra vida, en ocasiones, gris; que alienta nuestros pasos fatigados; que enrumba nuestros problema de “tormenta en vaso” hacia una oportunidad para crecer y aprender.

Gracias por qué los años no los endurecen ni los hastía, más bien los vuelve sensatos y bondadosos y, eso lo demuestran cuando, sin querer, son los jueces que escrutarán la verdad o la mentira, la malicia o la casualidad de nuestras acciones.

Gracias por su fortaleza por el cual no los menoscaba en su vocación y dedicación la indiferencia de los gobiernos de turno ni las circunstancias adversas –familiares, orgánicas, gremiales- que los pone a prueba de ser como son, los docentes del 1140: justos, nobles y al servicio de sus alumnos.

En estos once años de nuestra vida escolar he aprendido que entre las cosas más valiosas que tienen y atesoran los seres humanos es la palabra. Y, los profesores como los poetas o narradores son los artesanos de la palabra que lo van forjando, modelando, adornando, enriqueciéndolo, simplificándolo y comunicándolo para que la integración del alumno con el mundo sea más fácil descomplicando teorías y procesos, sea más intrigante cautivando con historias, biografías y noticias; sea más edificante resaltando lo valioso, ejemplar y optimista, aún en las tragedias y miserias humanas, en fin… estas humildes palabras no colmarían nuestra gratitud por tan inmensa labor que ustedes profesores, profesoras, maestros, maestras realizan con cada generación de alumnos aurelianos. Que dios los proteja, les de salud y que continúen con éxito su labor docente.

Gracias, mil, gracias totales. 

Lucía Ugarte